viernes, 23 de septiembre de 2016

Insignificante

Se mantenía callada por segundos, minutos, horas y esperaba a que el vómito verbal de la gente apareciera. La gestualidad, siempre presente, terminaba por delatar cualquier esbozo de asco y desapruebo. Miraba más perdida y vacía que de costumbre, se mira por inercia y se respira para no morir. No le importaba una palabra, solo asentía para que todo termine más rápido, si no se dormía de pie era por los litros de café ingeridos en la mañana, que más que despertarla le causaban acidez estomacal, es parte de ser grandes, se engaña. Unas ganas terribles por preguntar cuánto más tendrá que escuchar, sin escuchar, cuánto más tenía que esperar. Por fin, todo termina y procede a pagar. ¿No aceptan tarjeta? Ah, gracias. 

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