martes, 3 de marzo de 2020

No rompan más las bolas

Hay tantas cosas que no posteo por vergüenza. Es curioso como puedo tener reserva para algunas cosas y ser tan abierta para otras tantas o al menos eso creen de mi. ¿Tienes que compartir toda tu vida? No creo que alguien sepa de mi vida, ni yo sé de que va pero aquí estoy, escribiendo alguna que idea que se asoma y me sonríe al confundirme.
Por lo pronto, todo marcha, no sé si bien o mal, pero marcha y con cada paso me siento más autónoma y fuerte. Supongo que estar en una situación de conocimiento absoluto sobre la propia existencia debe ser tan aburrido y predecible como saberte de memoria el himno nacional, por eso me levanto contenta y confío en que todo estará bien. Me aventuro pese a las repeticiones simultáneas de alerta de la gente que me rodea y siempre recibo lo más preciado: el aprendizaje. Entonces, todo empieza a valer más la pena, incluso con malestares, cóleras y tristezas, porque al final del día todo es parte de estadios emocionales necesarios que enriquecen este viaje, lo hacen menos monótono porque cuando pasan y cambian, uno se valora más y crece. Ahora ya sé que  no es el fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario