viernes, 9 de julio de 2021

El lobo

Qué difícil es volver a escribir. He andado de largo buscando respuestas que resuenen con lo que mi cerebro quiere escuchar, lamentablemente nunca quiere escuchar ninguna verdad que venga de mí. La realidad es que no es mentira lo que nos venden, las respuestas están albergadas en algún espacio por ahí en el subconsciente, probablemente escondidas detrás de las letras de canciones memorizadas. Creo que lo más complicado de empezar a ver la verdad, es descifrar que todas las convenciones de nosotros mismos no son más que proyecciones de los demás, que han tomado nuestras vidas como lienzos de práctica. Es incómodo verse al espejo, que ahora está diáfano, y saber que hemos sido nuestro propios verdugos por tanto tiempo. Ciertamente, no queda ahí, es como si cada persona haya tomado un pedazo de ti y desechado lo que no les servía, dejándote con las migajas de ti misma. ¿Qué se hace con las migajas? ¿Cómo construir con eso? ¿Por qué no me desecho yo? Tal vez porque al final una voz me dice que siga, que reinventarse es la opción y que el pasado es sólo una lección de vida. ¿Por qué, si tengo todas las respuestas, sigo sintiéndome perdida? Creo que uno no se la cree mucho cuando el escepticismo nos ha invadido la existencia. El miedo también estuvo ahí, alimentándose de la inacción, y aunque ya es hora de decirle adiós, vaya que cuesta dejar el hogar.

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