Espectador, observas desde afuera un todo del que no eres parte, te convences de no ser lo suficientemente bueno y te estancas. Estás al medio. Ojos abiertos, grandes como ventanas que dejan entrar la luz de las 7:00 de la mañana, las cortinas ya estaban abiertas y es que en la noche anterior ya no sentías frío. De nuevo dejaste el dormitorio desordenado y ahora quieres regresar porque te da ansiedad que llegue el final del día, piensas en aquello que no hubieras perdido simplemente organizando tu ropa y respiras pausado. No tienes tiempo para esto.
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